1. Buena organización.

Cuanto más organizado estés, menos nervioso te podrás. Es de mucha ayuda realizar un esquema en una pequeña tarjeta con los temas principales de tu exposición, así mantendrás un orden e irás a tu objetivo final.

2. Practica, practica y practica otra vez.

Una vez que tu presentación esté armada, revísala. Luego, revísala de nuevo. Practica tu discurso frente a un espejo, y luego practica frente a un familiar o amigo. Cada vez que repitas tu presentación te sentirás más cómodo, y la idea de llevarla a cabo frente a una audiencia será menos intimidante.

2. 3. Relájate.

Los seres humanos solemos ser los peores críticos de nosotros mismos. Si te olvidas de una frase de tus apuntes o si te salteas una diapositiva sin querer, no es el fin del mundo. Es solo una presentación.

1.     4 Respira hondo.

Cuando estás nervioso, te cuesta más respirar desde el diafragma, tu respiración será más superficial y tendrás menos aire del que necesitas. Esto lleva a que se acelere, porque tu organismo te está diciendo que necesita más oxígeno para atender a la situación de tensión en la que cree que te encuentras. Si respiras profundamente, tu ritmo cardiaco se ralentizará y podrás usar la tensión a tu favor.